sábado, 23 de marzo de 2013

Aquella plaza, este país




La plaza está allí... pero ya no parece la misma.
Ahora es un espacio que se abre desnudo y vacío, azotado por lúgubres aires de tristeza y ocasionales vientos forasteros.
Hay emotivas diferencias entre esta y aquella otra plaza, aunque simulen hallarse en el mismo espacio geográfico, en las inmediaciones del viejo e histórico Cabildo.
Mismo lugar, otro tiempo.
Marzo de 1999.
¿Se acuerdan...?
Caras pintadas con colores de la Patria. Banderas al viento, consignas y música en el aire. Plaza inundada de pueblo. Habitada de indignación, de gritos, de rabia, de idealismo, de plegarias y canciones. Pechos convertidos en murallas ante las balas asesinas.
¿Qué se hizo de tanta pasión cívica colectiva?
¿Qué oscuros francotiradores mataron aquellos sueños...?
Aquella plaza parecía habitar también otro país.
¿Se acuerdan...?
Jóvenes, campesinos y trabajadores movilizados contra la amenaza de los proyectos totalitarios. Manifestantes que confundían la bandera con su propia piel y parecían no tener miedo a la muerte. Solidaridad ciudadana sin barreras que se volcaba a las calles.
Un país capaz de imaginarse distinto... aunque solo fuera en el loco sueño de seis días y seis noches otoñales de marzo.
Todo eso ya no está; pero de alguna manera quedó grabado a fuego en la memoria, al igual que los nombres de los mártires en una astillada cruz de madera: Henry, Manfred, Víctor Hugo, José Miguel, Armando, Cristóbal, Tomás, Arnaldo.
La cruz continúa allí, en esa plaza desnuda y fría, desgastada por el tiempo y por la ausencia, solitaria, pero firme en cada marzo otoñal, cuando siempre vuelven a haber velas encendidas, canciones y plegarias que llenan el aire húmedo, como un eco sordo tras todos estos años.
Aquella plaza, este país...
Desmemoriado, pero vivo. Con sueños rotos o reconvertidos. Macroeconomía en alza, audios filtrados que revelan aun más la podredumbre política y judicial, autoblindaje alevoso en el Congreso. Los ecos de otro marzo con imágenes similares de resistencia, fuego, represión y muerte. Sociedad dolorosamente dividida que aún no encuentra maneras de cerrar la grieta. Indignación ciudadana en las redes sociales de Internet y conformismo en la vida real. Elecciones que, en líneas generales, ofrecen más de lo mismo. Marchas campesinas repetidas. Narcopolítica al acecho. Futuro con interrogantes. Terca esperanza que renace una y otra vez, a pesar de todo, como ajada bandera de resistencia.
Y el viento en la plaza, sin lograr apagar todo el fragor de todos estos años...

#CrónicasDeLaMemoria

(Publicado en la columna "Al otro lado del silencio", sección Opinión del diario Última Hora, en marzo de 2013).

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